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lunes, octubre 10, 2005 

¿Medios de comunicación?

Los medios de comunicación, en particular la televisión, han dejado de lado su papel de vehículos informativos para convertirse en los protagonistas mismos de la información. La noticia ya no vale per sé, lo que importa es quién la transmite. Dicho de otro modo, no interesa qué transmitan, lo que vale es ver al “ídolo” que aparece en pantalla. Somos nosotros, el público, quienes nos hemos convertido en los medios de comunicación.

¿Cierto o no? Nosotros difundimos las noticias. Es decir, llegamos a cualquier sitio y la gente comenta “¿Viste lo que dijo Fulanito ayer en el noticiero?” “¿No, pos si lo dijo Zutanota en su programa, debe ser la mera verdad”. Abriendo paréntesis, nótese que hay gente que tiene la inverosímil y asombrosa capacidad de ver lo que dice otra persona. Cierro paréntesis. Independientemente de que los noticieros son el show de moda, hay gente que les profesa una devoción incondicional. “Lo que dice don Joaquín es el camino, la verdad y la vida; es todo un señorón”.

Sin querer o queriendo, hay un par de televisoras que ha tomado el papel de guía moral de la sociedad mexicana. (Sólo creen tomar el papel pues no son capaces de guíar ni un carrito de helados). Y sus protagonistas (conductores, actores, reporteros, etc.) se autopromulgan aladides de los correctos modos y del bien pensar. La pregunta es: ¿Lo hicieron por iniciativa o la gente dio la pauta para ello? Por iniciativa, es lógico suponerlo. Ese par de empresas tienen más poder que la sumatoria del Poder Ejecutivo, el Poder Legislativo y el Poder Judicial. ¿El público dió la pauta? Los televidentes han elevado a sus locutores o “estrellitas” (como se hacen autonombrar) al nivel de pastores, gurús, guías espirituales o qué-se-yo.

Por ende, vuelve a aparecer doña Ignoranta diciendo: “Lo que dice don Joaquín es el camino, la verdad y la vida; es todo un señorón”. Disculpen por favor a esta doña Ignoranta que habla otro idioma, deberíamos traducirla así: “Lo que dice Don Papanatas es la gansada, la estulticia y la mentecatez; es todo un payaso”.

Qué ridículo.

Pasando a otro rubro, a veces parecería que las únicas fuentes de información son los noticieros televisivos. Afortunadamente no es así pero parece lo contrario. Qué miseria. ¡También hay periódicos, señores! Pero sucede que somos un pueblo que profesa una fascinante pereza a desplazar los ojitos en una página desde la izquierda a la derecha.

Entonces, si uno quiere buscar una noticia o una receta de cocina, ¿qué hace? Alguien levantaría la mano y respondería “Profe, profe, pues busquemos en Internet, ¿no?”

Cierto. Es otra alternativa. Hoy día, gran parte de los medios de comunicación es abarcada por los llamados medios digitales. Hoy día los Periódicos generan dos formas para difundir la información: la impresa y la digital. Sólo que la digital es la versión breve y acotada de la impresa. ¿Por qué? El alumno levantaría nuevamente la mano y aventurado respondería —“Porque no caben tantas letras en la pantalla”. —“Ah, pelmazo. Cómo se ve que ves a López Dóriga” —diríamos nosotros. Esa no es la respuesta. Es obvio que exista una versión acotada de las notas porque va dirigida a un público que necesita captar la información de forma más rápida.

Versión pequeña para público de captación menor. En efecto, el público cibernauta —no todo él, que quede aclarado— ha desarrollado la capacidad de visualizar una enorme cantidad de información. Por lo tanto, el esfuerzo por aprender es menor (o nulo) bajo la premisa de que la información siempre estará ahí. No se mueve. ¿Pa’ qué lo memorizo si cuando la necesite puedo conectarme y bajarla? Y ya no digamos el verbo memorizar, simplemente no hay interés en comprender la información. Y mucho menos hablemos de las nuevas connotaciones que van adquiriendo los verbos y voces. Decíamos pues que es un público de pensamiento liviano e inconsistente, un público vacío con una vida vacía inmerso en una sociedad vacía. En otras palabras, la capacidad de acceder a la información es inversamente proporcional a la capacidad de retenerla. Por fortuna todavía hay seres que no son así. Todavía.

Total. para bien o para mal, bien aprovechado o no, el medio de consulta más rápido de estos tiempos es indudable e irremediable el Internet.

Aunado a ello, actualmente no es de sorprenderse que cualquier individuo tenga las herramientas suficientes para publicar información en la red. Yo mismo, por ejemplo; aunque estas líneas sean simples opiniones personales. Es verdad que los blogs son el gran boom de estos últimos tres o cuatro años, pero eso es tema de otra conversación.

Siendo así, las referencias culturales que actualmente podemos hallar en Internet son de dos tipos. Pueden ser extraordinarias, profesionales y de un contenido de alta calidad; o bien, desvirtuadas, mediocres y de poca sustancia. Lamentablemente, ya sabemos a cuál de los dos grupos pertenece la mayoría de la información. No obstante, los blogs, las páginas de comunidades, los chats, etc., constituyen las nuevas vías y fuentes de cultura.

Es una lástima porque no existe ninguna instancia que regule la calidad de los contenidos que uno pueda hallar en la red. Es una verdadera pena porque paradójicamente el avance tecnológico va hacia delante mientras el conocimiento humano camina hacia atrás. Y con los ojos hacia el frente, eso es lo peor. Como cangrejos, para que mejor me entiendan.

José Antonio Millán dice de Internet: “Se han conectado a ella sabios, curiosos o pervertidos, compradores y vendedores, Gobiernos y revolucionarios, instituciones y particulares. En Estados Unidos su uso está desplazando rápidamente al de la televisión. Internet será en el futuro nuestra universidad, nuestros ojos (cámaras que apuntan al tráfico de una autopista, a un abrevadero de leones en Kenia), nuestra fuente de información y ocio, nuestro lugar de trabajo, nuestra editorial privada. Ya es —para muchos— nuestro correo, el punto de encuentro con amigos y extraños”.

Es sólo una opinión, no un ensayo sobre la deformación de la comunicación.

Sin embargo la internet también puede servir para informarnos, sólo hay que buscar más allá y tener un poco de tiempo.

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